¿¿Qué locura o irracionalidad puede llevar a una sociedad a justificar el secuestro, tortura y asesinato de sus adolescentes??
¡¡Ojalá que NUNCA MAS!!!
Querido amigo y compañero, siempre estás con nosotros....PRESENTE!!!
Magui Urtubey
Lápices
de colores
Por Emilce Moler *
A lo largo de estos años hemos ido
acuñando la consigna “Los Lápices siguen escribiendo” y este año nos
preguntamos: ¿Escriben trazos negros o pintan banderas de colores?
Cuando era joven, “hacer política” era motivo
suficiente para desatar la más brutal persecución. Aun después de la dictadura
la “política” siguió siendo mala palabra, como que una se inmiscuía en algo
turbio, algo peligroso. En ese entonces comprendíamos que la realidad requería
de nuestro compromiso diario, y nosotros teníamos la pasión por el otro. Ese
combustible que es capaz de cambiar el rumbo de la historia, de hacer que lo
injusto sea vencido por lo justo, que el bien común gane la batalla de la codicia
privada.
Eramos jóvenes como los de hoy, muy alegres, inquietos,
divertidos. Quiero remarcar esto porque lo que sí creo que es muy distinto es
el tiempo que les toca vivir. Un presente que fuimos construyendo, con
batallas, de a poco pero sin pausa. Abuelas, madres, ex detenidos, hijos y
nietos luchamos para que la agenda pública de los derechos humanos fuera parte
de su arquitectura jurídica e institucional. Estas conquistas no han sido
fáciles. Fueron tiempos de lucha en soledad, de encontrarnos con una sociedad
que no quería escuchar lo que teníamos para decir.
Pero poco a poco las voces de los sobrevivientes se
convirtieron en testimonios; los restos de los desaparecidos permitieron
reconstruir los lazos que faltaban, el silencio en discurso, la memoria, la
verdad y la justicia en política pública.
Desde diciembre de 2003, el Gobierno puso nuestras
luchas y reivindicaciones en el centro de la agenda pública. Hubo firmeza en
alentar los cambios, promover los juicios, reabrir el debate y avanzar en las conquistas
que siempre soñamos.
No podríamos decir que las utopías de nuestra
adolescencia se han cumplido. Vaya, qué lejos estamos, pero hoy nosotros
adultos, con los jóvenes, hijos y nietos pudimos ponerle el hombro a este
gobierno que sigue un camino de transformaciones sociales en una comunidad
sedienta de justicia y reconocimientos, inclusión y solidaridad.
Sabemos sobre el rol destacado que siempre tuvieron los
organismos de derechos humanos en la búsqueda de verdad y justicia, así como un
Estado que incorporó esas demandas y permitió el juzgamiento de los genocidas y
el impulso a la búsqueda de los nietos, que hoy asciende a 115 identidades
restituidas, entre ellos, la aparición emblemática de Ignacio Guido Montoya
Carlotto, 115 verdades.
Cuando rescatamos del olvido las memorias militantes de
nuestros compañeros, cuando reafirmamos que su ejemplo de lucha son puntales de
nuestro presente, asumimos el compromiso de construir un futuro cada vez más
promisorio, con políticas públicas que ponen a los jóvenes como protagonistas,
que promueven su crecimiento y desarrollo profesional, que apuestan a la
realización personal, y que, sobre todo, reconstruya los lazos solidarios y los
sueños de nuestra juventud, que la dictadura destruyó.
Hoy, en este nuevo aniversario de la negra noche del
pasado, estamos para reivindicar el amor por el otro, la necesidad de no bajar
los brazos y luchar por la victoria contra el hambre, la pobreza y las
inequidades. Estamos para seguir trabajando organizados, para consolidarnos como
fuerzas transformadoras.
Así podremos mirar a nuestros hijos y nietos a los ojos
y nos podremos decir, en voz baja y para regocijo, te dejé lo mejor: la pasión
por el cambio y la utopía de construir una sociedad mejor.
Los lápices siguen construyendo significados, siguen
escribiendo paredes, cuadernos, afiches y banderas. Pero hoy son lápices de
colores con los que los jóvenes inundan nuestro entorno, nos recuerdan que la
realidad social no es algo dado, que la acción colectiva produce alteraciones y
que vale la pena intentar construir un mundo mejor.
* Ex detenida-desaparecida de La Noche de los Lápices.