miércoles, 23 de diciembre de 2009

Regresan los restos de Carlos Hiber Santucho

Santiago del Estero.

El primero de los once miembros secuestrados, torturados y asesinados de la familia regresa a Santiago del Estero, su tierra natal.



El calvario de Carlos Hiber Santucho constituye quizás el caso más emblemático de la represión de que la fue objeto la familia que integró.


El ensañamiento con que actuaron primero, sus torturadores y luego sus verdugos en el denominado Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE) “Automotores Orletti”, fue la demostración cabal del odio de quienes allí operaron bajo la órbita del Primer Cuerpo del Ejército.

Alquilado por agentes de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) funcionó como base principal de las Fuerzas de Inteligencia Extranjera en el marco del Plan Cóndor que coordinó la represión ilegal de las dictaduras de países del Cono Sur.

Por “Automotores Orletti” desde mayo a noviembre de 1976 pasaron aproximadamente 200 detenidos, la mayoría de nacionalidad uruguaya. Hubo también argentinos, chilenos, bolivianos, paraguayos, brasileños y cubanos.

A ese lugar siniestro llegaron el 13 de Julio de 1976, tres argentinos: Carlos Hiber Santucho, secuestrado de su lugar de trabajo, su hermana Manuela Santucho, abogada defensora de presos políticos y su cuñada Cristina Navajas de Santucho.

De los tres, Carlos fue el principal afectado por la demencia asesina de sus captores, militares argentinos y uruguayos, ex agentes de la SIDE y miembros de la Triple A.

Según testimonio del escritor uruguayo, Enrique Rodríguez Larreta, hecho público en castellano e inglés fue sometido a terribles torturas y ahogado hasta morir el 19 de julio de 1976, en medio de las chanzas y risas de los asesinos.

Al restablecerse la democracia, su hermana Blanca tuvo oportunidad de escuchar el relato de uruguayos sobrevivientes en la Cámara de Casación Penal. Así supo, que Carlos había perdido la razón y se arrastraba por el piso, mientras su hermana Manuela pedía que le dieran alimento.

Así terminó la valiosa vida de quien, desde joven, engrosó la legión de santiagueños que migran de su tierra natal en búsqueda de un mejor porvenir.

Formó un hogar con Helvecia Castelli y tuvieron una única hija, Maria del Valle (Coty), quien fue secuestrada el 22 de diciembre de 1975.

De filiación peronista, tuvo estrecho contacto con Víctor De Gennaro, histórico dirigente de la CTA.

Su respeto absoluto por la legalidad, motivó su negativa a dejar su trabajo en una próspera empresa, consideraba que su vida, alejada de la militancia constituía un resguardo para su seguridad personal; su hija agotó hasta las lágrimas su pedido sin resultado alguno. Pero, a pesar de las insistencias de íntimos y extraños, su portación de apellido, anticipó el desenlace.

Carlos fue un destacable hijo, afectuoso esposo y padre. La desaparición de Coty lo afectó sobremanera que quizás fue el determinante de la obstinación que le costó la vida.

Por ello y por las vejaciones de que fue objeto, le rendimos homenaje y exigimos que la justicia actúe como corresponde con sus sádicos asesinos.

Carlitos, tus familiares como todos tus amigos, saludamos alborozados tu vuelta al terruño y te decimos con una mezcla de alegría y dolor, ¡Presente!.

Blanca

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