En plena democracia, cuando creíamos que los buitres estaban
más debilitados que nunca, cuando en el gobierno se encontraba un movimiento
nacional y popular, cuando los golpes de estado habían dejado de ser moneda
corriente, cuando la condena a la dictadura fue más grande que nunca, las prácticas
de ese pasado aparecieron con toda su fuerza, con todo su terror, ese aparato emergió
de su letargo y se llevo a Julio.
Se lo llevo y nadie sabe donde esta.
Se llevaron a Julio y no lo encontramos.
Se llevaron a Julio y fue como la punta de un iceberg. Comenzó
a aparecer la resaca de ese pasado. Los Organismos de Derechos
Humanos han planteado desde un comienzo que la desaparición de Jorge
Julio López involucra a miembros de fuerzas de seguridad retirados y en actividad.
Denunciando además la inacción de la Justicia y los diversos órdenes del gobierno para
esclarecer el hecho.
En épocas en que los represores están siendo juzgados y que el
cielo comienza a aclarar la desaparición de Julio y el caso de Silvia Suppo son
unas nubes oscuras que no nos permiten ver el sol.
Pedimos aparición con vida, investigación exhaustiva sobre
su caso y efectiva protección y contención a los testigos y sus familias
por parte del Estado. Y ni un desaparecido más.
¡No nos acostumbramos a su ausencia!
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