En agosto de
1974, el Ejército fusiló a catorce combatientes de la Compañía de Monte “Ramón
Rosa Jiménez” del Ejército Revolucionario del Pueblo, que se habían entregado
tras el frustrado intento de tomar el Regimiento 17 de Infantería
Aerotransportada de Catamarca. Los diarios de la época dieron cuenta de un
“combate”; la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón felicitó a los
militares, y los abogados que denunciaron el fusilamiento fueron asesinados o
apresados durante años.
Nosotros consideramos
que son tres los Santiagueños asesinados en este hecho. Alberto Rosales
Sánchez, “Rosalito”, Lescano (profesor de educación física) y Gutiérrez,
santiagueño que vivía en el límite con Chaco.
El lunes 6
comenzó el juicio en Catamarca por éste hecho. En el mismo se escuchará a 65 testigos y el
tribunal esta integrado por Juan Carlos Reynaga, Gabriel Eduardo Casas
(camarista en Tucumán) y Carlos Jiménez Montilla (juez del Tribunal Oral de
Tucumán) Los acusados son tres militares Carlos Eduardo Carrizo Salvadores, ex capitán
en el Regimiento de Infantería Aerotransportada 17, Mario Nagakama, jefe de la
sección morteros pesados del Regimiento 17 y Jorge Acosta en 1974 tenía a su
cargo una compañía del regimiento 17. Están imputados por los delitos de
"homicidio doblemente calificado por alevosía y en concurso con la
premeditación de dos o más personas".
Actuarán como
querellantes la Secretaría
de Derechos Humanos de la
Nación y la
Fiscalía de Estado de Catamarca
El hecho:
Cinco militantes
que fueron al pueblo a conseguir alimentos fueron capturados y torturados para
arrancarles información sobre sus compañeros.
Los militares ubicaron el campamento donde se encontraban los militantes donde se produjo un enfrentamiento en el que murió un policía de apellido Acevedo. Ante la superioridad numérica y de poder de fuego de los militares, los militantes depusieron las armas y se entregaron, pero el mismo lunes 12 fueron fusilados. Los cuerpos fueron trasladados en helicópteros y camiones a la morgue del cementerio municipal, donde se los pudo ver con manchas de pólvora, infinidad de impactos y huesos rotos. Las autopsias de tres médicos forenses establecieron que “todos recibieron disparos certeros efectuados a corta distancia”. Algunos fueron baleados en los brazos, ante “un gesto defensivo reflejo”
Los muertos fueron Mario Héctor Lescano, Juan de Olivera, Rogelio Gutiérrez, José María Molina, Luis Santiago Billinger, Carlos María Anabia, Raúl Eduardo Sainz, Juan Carlos Lescano, Luis Roque López, Silverio Pedro Orbano, Roberto Domingo Jerez, Rutilo Dardo Betancour Roth, Alberto Rosales Sánchez y Hugo Caccivillani Caligari.
Los militares ubicaron el campamento donde se encontraban los militantes donde se produjo un enfrentamiento en el que murió un policía de apellido Acevedo. Ante la superioridad numérica y de poder de fuego de los militares, los militantes depusieron las armas y se entregaron, pero el mismo lunes 12 fueron fusilados. Los cuerpos fueron trasladados en helicópteros y camiones a la morgue del cementerio municipal, donde se los pudo ver con manchas de pólvora, infinidad de impactos y huesos rotos. Las autopsias de tres médicos forenses establecieron que “todos recibieron disparos certeros efectuados a corta distancia”. Algunos fueron baleados en los brazos, ante “un gesto defensivo reflejo”
Los muertos fueron Mario Héctor Lescano, Juan de Olivera, Rogelio Gutiérrez, José María Molina, Luis Santiago Billinger, Carlos María Anabia, Raúl Eduardo Sainz, Juan Carlos Lescano, Luis Roque López, Silverio Pedro Orbano, Roberto Domingo Jerez, Rutilo Dardo Betancour Roth, Alberto Rosales Sánchez y Hugo Caccivillani Caligari.
Cinco fueron
enterrados como NN en el cementerio y los cuerpos de los restantes entregados a
sus familiares. La búsqueda de justicia se inició en 2004 a pedido de organismos
de Catamarca y Córdoba.
El Equipo Argentino de Antropología Forense realizó las exhumaciones e identificó al santiagueño Rosales y a los uruguayos Betancour Roth y Cacciavillani Caligari
El Equipo Argentino de Antropología Forense realizó las exhumaciones e identificó al santiagueño Rosales y a los uruguayos Betancour Roth y Cacciavillani Caligari
Hay fuertes
sospechas de que un cuarto santiagueño habría muerto en Catamarca, momentos
después de que se produjo la matanza de militantes del ERP.
Se trataría de un cabo de apellido Barrionuevo y que murió en circunstancias dudosas dentro del cuartel. Según la información que tenemos Barrionuevo, que vivía en Santiago capital, falleció cuando le explotó una granada en la mano.
La sospecha es que se trató de una ejecución. Las versiones que señalan que este santiagueño estaba marcado, como un presunto informante del ERP.
La familia pidió que se abra la investigación y se lleve a juicio el crimen del cabo.
Se trataría de un cabo de apellido Barrionuevo y que murió en circunstancias dudosas dentro del cuartel. Según la información que tenemos Barrionuevo, que vivía en Santiago capital, falleció cuando le explotó una granada en la mano.
La sospecha es que se trató de una ejecución. Las versiones que señalan que este santiagueño estaba marcado, como un presunto informante del ERP.
La familia pidió que se abra la investigación y se lleve a juicio el crimen del cabo.
Fuentes
consultadas:
El liberal
Telam
Página 12
- Vale la pena leer esta documentación desclasificada de Wikileaks.
Masacre de Capilla del Rosario por elortiba
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